martes, 23 de agosto de 2011

Día 13. El primer libro que leí en mi vida

El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde

Como creo que les pasó a muchos, esta es una elección medio arbitraria, pues dejo de lado lecturas infantiles que hice con menos grado de consciencia aunque con indudable avidez. No voy a hablar de los cuentos que leía con mis primos y que venían en una presentación muy sencilla, de portadas amarillas de papel que nunca volví a ver. No lo haré porque no sabría cómo referirme a ellos y porque fueron un montón de cuentos sueltos, desde La cenicienta hasta El flautista de Hamelin o El nuevo traje del emperador, toda una obscenidad a mis seis años.

Ya un poco más grande, a los ocho o nueve años tal vez, leí este librito pequeño que me llevó mi papá de regalo, uno que ya no era tan infantil ni estaba lleno de dibujos sino que era todo letras. Me emocionó que fuera una historia de fantasmas y comencé a leerlo sin parar, imaginando las peripecias de ese pobre fantasma que da con una familia que no se deja asustar. Tal argumento me sorprendió bastante, porque hasta ese momento todos los fantasmas que conocía (que eran muchos, porque también mi papá nos dejaba ver películas de terror) eran perversos y malvados, y la gente siempre se asustaba aunque después encontrara la manera de enfrentarlos. Pero burlarse y hacerse amigo de ellos no estaba entre los planes. 

De Wilde debe venirme la tendencia a dudar de todo y el hecho -para muchos amigos increíble- de que jamás le he temido a los fantasmas. Creo más bien que siempre albergué la fantasía de hacerme amiga de uno. 

PD: La imagen que acompaña esta entrada es exactamente la portada de la versión que leí cuando era niña. Me emocioné y todo cuando la vi.

3 comentarios:

  1. Creo que lo que más he disfrutado de este reto es estye día. El esfuerzo de la gente por recordar ese primer libro y las cosas que leyeron, sobre todo cuando uno percibe que es cierto, porque leer Tótem y tabú como primer libro de la vida, ja... Usted me entiende.

    Leyendo la (sensata) historia de su primer libro recordé algo muy bonito, esos pequeños libros de cuento, los libritos amarillos, a mi me encantaban. Además mis primas tenían uno que se llamaba Un cuento para cada día, y en efecto todos los días leíamos un cuento. Años tras año, creo que incluso ahora iría a buscar ese libro.

    Interesante lo de los fantasmas, creo que alguna vez me di a la tarea de intentar ver uno y nunca me pasó, ahora, más viejo y más miedoso, ojalá no me pase.

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  2. Si vuelve a ver los cuentos amarillos, guárdeme aunque sea una foto... sé que me emocionaré de sólo volver a ver eso que tan nítidamente persiste en mi memoria pese a que han pasado tantos años, tantos libros, tantas cosas.

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