miércoles, 17 de agosto de 2011

Día 7. Uno muy divertido

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha


Basta con pensar en la expresión "desfacer entuertos" para que surja en mí una sonrisa irreprimible. El relato de las andanzas del Quijote, acompañado de ese escudero interesado pero fiel que es Sancho Panza, es una fuente inagotable de risas, desde la descripción del aspecto del personaje principal, hasta las situaciones inverosímiles y absurdas en las que se ve envuelto y cuyo desarrollo tergiversa con la mayor seriedad, dotando de magia y heroísmo lo que no es más que una realidad muy cruda y llena de fracasos. Con este par de personajes termina uno por creerse que todo en esta vida es cuestión de actitud, pues le ponen a todo tan buena cara que hay que preguntarse si tiene sentido tanto drama cotidiano que nos inventamos por causas más bien nimias. 

Bien podría replicarme alguien que Don Quijote es el más dramático de los personajes que se hayan inventado, y tendrá razón en parte, pero su drama no deja nunca de ser coherente con la vida que eligió. No hay exceso de quejas y, pese a que en ocasiones maldiga al destino, lo que ocurre es aceptado casi con estoicismo, en una asunción del propio camino que pocos estamos en condiciones de imitar.

Las aventuras de este honroso hidalgo bien cabrían dentro de esa categoría perversa pero poética que se inventaron los dictadores argentinos para prohibir libros: fantasía ilimitada. Lo de ingenioso lo comparte el hidalgo con Cervantes, pues sólo de una cabeza proclive en exceso a la fantasía podían surgir tan hilarantes historias.


Foto tomada en el Archivo Provincial por la Memoria de Córdoba (Argentina), en la sala de libros prohibidos.

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