domingo, 21 de agosto de 2011

Día 10. Uno con una pésima versión cinematográfica

El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde

Para empezar, debo confesar que esta parte del reto, que une literatura y cine, me resultó particularmente difícil. Pese a que disfruto bastante del cine y he dedicado muchos sábados de mi vida a ver películas y a armar cineclubes, nunca me he fijado mucho en si se tratan de adaptaciones de libros, y así como no corro a ver cada película que sale basada en un libro que me gusta, tampoco corro a leer cada libro que da el argumento a alguna película que he visto.

Así las cosas, tuve que hurgar mucho en mi memoria y hacer pequeñas trampas, revisando listas de adaptaciones y leyendo críticas, hasta que finalmente di con esta película sosa que no le hace la más mínima justicia al libro de Oscar Wilde. El director no fue capaz siquiera de elegir un actor que se asemejara físicamente a Dorian Grey y, en cuanto a su personalidad, mucho me temo que la olvidó por concentrarse en hacer un film de "terror" sobre una historia que más se presta para un drama psicológico. No sé de dónde se sacó la idea de ese muchachito temeroso y falto de toda gracia y agudeza, ni cómo habrá convencido a Colin Firth de participar en tan insípido proyecto. Justamente el personaje que interpreta, y que carga con gran parte del componente filosófico de la obra literaria, se vuelve pesado porque  algunas de sus intervenciones se tornan poco creíbles en el universo que Oliver Parker recrea. 

Tal vez las historias así, llenas de conversaciones trascendentales y densas reflexiones, sólo puedan sostenerse en textos escritos, donde las palabras sugieren universos a los que cada quien dará forma a su manera, pero pierden credibilidad y realismo cuando tratan de encarnarse en personajes concretos. O tal vez simplemente esta obra cayó en manos equivocadas, porque también es cierto que en el cine uno puede creerse cualquier cosa siempre y cuando se hayan creado unas condiciones que hagan eso posible.

1 comentario: