El último encuentro, de Sándor Márai
Difícil cuestión para mí, que soy una re-lectora empedernida... Hace años que me dedico a leer los mismos libros, pero no sé si alguno de ellos conservará el interés hasta la vejez. Me imagino que Rayuela seguirá estando a la mano y que tal vez lo mire con otros ojos, me sirva para evocar un montón de cosas de las que habrán pasado en mi vida ya sosegada y asentada en algún lado.
Pero para no repetirme tantísimo, digamos que volvería a leer El último encuentro, de Sándor Márai, del que recuerdo sólo la sensación de tristeza justa que me produjo y que creo, desde mis vagos recuerdos, que puede ser un libro para leer cuando han pasado muchos años y muchas cosas, cuando es tiempo de sentarse y mirar hacia atrás, contemplar lo que fue desde lejos y darse cuenta que hay cosas que, aunque distantes, siguen teniendo efectos sobre la vida, la marcaron de formas insospechadas.
Yo también pensé en Marai cuando vi la etiqueta de este día. Creo que es un escritor perfecto para los tumbos de la esquina final y lo pienso, sobremanera, por los ojos con que mi padre lo lee. Por lo demás, ese libro "El último encuentro" es maravilloso. Me gusta el fragmento que se sigue a "...La soledad también es un estado muy peculiar... a veces se presenta como una selva, llena de peligros y de sorpresas...".
ResponderEliminarBusqué el párrafo que sigue a la frase que indicas y es... ¿cómo describirlo? Se me ocurre hermoso, pero también escalofriante. Ilustra punto por punto muchas vidas, el orden, el aburrimiento, la soledad, el hecho incontestable de que a la larga y en los momentos que cuenta uno no se tiene más que a sí mismo, con todo lo terrible que eso puede llegar a ser.
ResponderEliminarDefinitivamente, si Cortázar y Pizarnik fueron los autores de mi adolescencia y juventud, Márai estará entre los de esta madurez que llega sin que pueda hacer nada al respecto. Comienzo a darme cuenta de que, después de todo, no es tan malo crecer si puedo estar preparada para este tipo de compañía.